Geriátricos

Visito a menudo este hotel de la circunstancia, del desánimo y la compensación, de la huella humana arrancada a la improvisada rueda de la vida, a la habitación con vistas a un claroscuro paisaje indolente y estático donde la mirada se pierde siempre por el mismo ángulo, donde las horas en un disimulo solidario y sacrificado pasan tan deprisa como las mentes habitadas quieren o tan despacio como el dolor del recuerdo les priva de otro recurso lejano, olvidado y quimérico.

Cuando el sol se abre entre las nubes también las sonrisas quedan abiertas siquiera por un instante...
...Cada vez que me acerco a la residencia geriátrica salgo con la amargura de la impotencia, con la culpa de lo inútil...
...Sólo me alivia un "gracias" que oigo a mis espaldas, débil, triste y sincero.

(Extracto del Libro "Mientras arde una cerilla" de Pepe Catalá)

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